Justicia

Informe Nacional de Competitividad 2013-2014

Justicia

Uno de los desincentivos más grandes para hacer negocios es la falta de mecanismos para poder, ejecutar contratos y hacer cumplir las reglas de juego. Cuando los empresarios no tienen certeza sobre las reglas de juego que rigen su inversión, o no cuentan con mecanismos ágiles, eficaces y predecibles para hacerlas cumplir, frenan su emprendimiento o asumen un costo muy alto para realizarlo. Por tanto, para que el país sea competitivo, es fundamental una justicia ágil, eficiente y transparente.

Los procesos de reforma a la justicia en Colombia tradicionalmente han asumido que la expedición de nuevas leyes (los nuevos códigos procesales y el nuevo estatuto arbitral, por mencionar algunas) automáticamente va a mejorar la eficiencia de la justicia y va a descongestionar los juzgados. Esto no necesariamente es así. Como bien lo explica el Banco Mundial, las capacidades organizacionales, los sistemas de incentivos y la adecuada implementación de las reformas (adecuación de infraestructura física y tecnológica, entre otras) son los factores que determinan si las reformas legales van a tener un impacto o no (Klaus Decker, 2011).

En este sentido, los países que más han avanzado en los indicadores de eficiencia en el ranking de Doing Business del Banco Mundial o el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés), por ejemplo, son aquellos que han mejorado sustancialmente los procesos gerenciales, logísticos y tecnológicos de la justicia (Banco Mundial, 2010). La clave para los países más exitosos no ha sido tanto una mejora a las leyes procesales, aunque estas tengan un impacto importante, sino una mejora en la gerencia de la Rama Judicial. Esta mejora gerencial se traduce en el uso efectivo de recursos financieros y la implementación de herramientas tecnológicas. Por ejemplo, países como Botsuana, Etiopía y Jordania han logrado implementar efectivamente herramientas tecnológicas para gestionar los procesos judiciales. Estos sistemas han logrado reducir la duración de los procesos en 30% (Banco Mundial, 2010). Tal como lo pone de presente el Banco Mundial, si el país quiere mejorar la eficiencia de la justicia, hay que cambiar el enfoque “tradicional” que se les da a los instrumentos de reforma y pasar a enfoques que mejoren la productividad del sistema (Klaus Decker, 2011).

La gran acumulación de procesos hace necesario mejorar los actuales índices de productividad de la Rama si el país quiere llegar a tener un sistema judicial eficiente en el mediano plazo. Según datos del Consejo Superior de la Judicatura (CSJ), el índice de evacuación parcial (IEP) global para la justicia fue 114,2% (ver gráfico 1). Esto significa que actualmente de cada 100 procesos que ingresan a la Rama Judicial se evacúan 114. Si se mantiene constante el número de procesos que ingresan durante los próximos cinco años, la Rama Judicial debe llegar a un IEP de por lo menos 117%, y mantenerlo constante para tener una justicia al día para 2018.

 

 

Un aspecto que vale la pena resaltar es que, a pesar que la productividad promedio de la justicia es 114%, la productividad promedio de la Altas Cortes (Corte Suprema de Justicia, Consejo de Estado, Corte Constitucional y Consejo Superior de la Judicatura) es 82,8%. El promedio del índice de evacuación de las Altas Cortes es inferior al promedio de los Tribunales Superiores (112,5%) y los juzgados (112,6%) de la Jurisdicción Ordinaria (ver gráfico 2).