El presidente tiene que ser el director de orquesta de la agenda de productividad para lograr el tan ansiado crecimiento de la economía.
A menos de tres semanas de las elecciones presidenciales, vale la pena insistir en la enorme necesidad que tiene el país de retomar una senda de crecimiento económico alto y sostenible, que permita seguir reduciendo la pobreza y la desigualdad, y mejorar el bienestar de todos los colombianos. En Colombia, las brechas entre los departamentos y ciudades más y menos competitivos son tan amplías como las que existen entre Singapur, el país más competitivo del mundo, y Mali, el de menor competitividad. Esta situación no puede seguir, y se soluciona con mayores niveles de productividad que sean la base de un mayor crecimiento económico.
Así las cosas, el nuevo presidente, si quiere hacer la diferencia y entregarle a los colombianos un país mejor que el que recibió, deberá dedicarse desde el primer día de su mandato a impulsar la productividad. Por fortuna, no tendrá que empezar de cero.
Existen ya diagnósticos sobre lo que habría que hacer en frentes determinantes para la productividad como educación, infraestructura, eficiencia de los mercados, innovación y formalidad, entre otros; además, el ajuste económico necesario después del desplome de los precios de las materias primas se llevó a cabo con relativo éxito. El país cuenta también con una agenda de competitividad y productividad y, más importante aún, con la institucionalidad para llevarla a cabo. De hecho, el Sistema Nacional de Competitividad, Ciencia, Tecnología e Innovación, desde su creación en 2006, viene trabajando en dicha agenda. Esta instancia es liderada por el presidente de la República y se coordina desde el despacho de la Presidencia, lo que facilita la articulación e interacción entre diferentes actores gubernamentales. Además del gobierno, el sector privado, la academia, las regiones, los gremios, empresarios y centrales obreras, hacen parte de este arreglo.
Como resultado de esto, la agenda de competitividad y productividad del Sistema es una que ha sido ampliamente concertada y tiene el apoyo decidido de sus integrantes. Además, establece una serie de metas para el corto, mediano y largo plazo que, de implementarse, llevarían a Colombia a convertirse en el tercer país más competitivo de América Latina en el año 2032.
Un resultado de la agenda es la Política Nacional de Desarrollo Productivo, cuyo objetivo es sofisticar y diversificar las economías regional e incrementar la competitividad y productividad del sector empresarial. El Sistema junto con la OCDE está trabajando en su implementación.
No obstante, el Sistema para ser eficaz en el cumplimiento de su objetivo no basta con existir. Tiene que contar con el liderazgo efectivo y sin vacilaciones del primer mandatario, quien debe hacer seguimiento a las metas establecidas, destinar recursos para materializarlas y comprometer a las entidades gubernamentales. El presidente, sin lugar a duda, tiene que ser el director de orquesta de la agenda de productividad para lograr el tan ansiado crecimiento de la economía. Construir sobre lo construido es fundamental para seguir avanzando.
Publicado por: Portafolio