Hace ocho años, el Sistema Nacional de Competitividad e Innovación, se fijó como meta convertir al país en el año 2032 en la tercera economía más competitiva de América Latina, con base en unas exportaciones de bienes y servicios de alto valor agregado e innovación. Sin embargo, hasta el momento el panorama no es el más alentador, en particular con respecto al nivel de diversificación y el grado de sofisticación de las exportaciones.
Las exportaciones continúan concentradas en un grupo limitado de productos y su nivel de sofisticación es bastante bajo. Mientras en 2001 74,2% de las exportaciones estaban representadas por productos primarios y bienes basados en recursos naturales, en 2012 esta cifra ascendió a 87,9% (Gráfico 1).
En el contexto internacional, Colombia también presenta una de las canastas exportables menos sofisticadas. Con respecto a países de referencia, en 2012 ésta sólo estuvo por encima de Chile y Perú. Se destacan países como México y Panamá con las ofertas exportables más sofisticadas de América Latina (Gráfico 2).
Si se continúan haciendo las cosas de la misma manera, Colombia no podrá alcanzar la meta propuesta en 2032. La evidencia empírica ha demostrado que son los países que se han adentrado en un constante proceso de transformación productiva –el cual implica una diversificación y sofisticación de sus aparatos productivos– los que han logrado mantener altas tasas de crecimiento sostenibles. Así las cosas, es hora de que en Colombia se haga un rediseño exhaustivo de la política industrial.