Confiabilidad, cobertura y calidad del servicio de energía
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¿Por qué es importante el sector de energía para la competitividad?
El sector de la energía desempeña un rol estratégico para alcanzar un mayor desarrollo económico a través de su doble función: como insumo para los procesos productivos y como bien de servicio público que brinda mayor bienestar a la población (UPME, 2020). Al ser un motor de equidad social y de gran aporte para el crecimiento económico, la energía es fundamental para que Colombia avance en materia de productividad y competitividad a partir de acciones encaminadas a lograr una mayor confiabilidad, cobertura y calidad en la prestación del servicio.
Con las reformas al sector introducidas a través de las leyes 142 y 143 de 1994, se reestructuró la dinámica del mercado impulsando una mayor competencia y estableciendo un nuevo marco institucional y regulatorio. Esto permitió que el país avanzara rápidamente en materia de cobertura y que superara con éxito los riesgos latentes en la provisión del servicio. Adicionalmente con la adopción del Cargo por Confiabilidad en 2006 y la realización de las subastas de energías renovables no convencionales en 2019, el país no solo ha logrado incrementar su capacidad de generación, sino que también introducirá un componente contracíclico en la generación de energía frente al cambio climático.
A pesar de los anteriores esfuerzos, algunos desafíos estructurales persisten; entre estos, los relacionados con acceso a la energía, en especial en las zonas más apartadas del país, y en la calidad en la prestación del servicio. Sumado a lo anterior se encuentra la consolidación de los avances en materia de descarbonización, descentralización y digitalización de la matriz energética nacional.
Confiabilidad
La confiabilidad de la matriz energética indica la capacidad que tiene el sistema de generación de abastecer la demanda en todo momento, cumpliendo los requerimientos técnicos de calidad y suficiencia (UPME, 2020). Las acciones orientadas a la ampliación de la cobertura y el mejoramiento de la capacidad de generación contribuyen al logro de este objetivo. Para el caso colombiano, la capacidad efectiva neta del Sistema Interconectado Nacional (SIN) ha aumentado a una tasa promedio anual de 3,1 % en los últimos 10 años. En 2019 presentó un incremento de 0,9 % y se ubicó en 17.462 MW. Este valor fue 1,6 veces mayor a la demanda máxima de potencia, la cual fue de 10.642 MW.
En cuanto a las principales fuentes de generación, la energía hidráulica es la más representativa, con una participación del 63,2 % del total y una capacidad efectiva de 11.041 MW. En segundo lugar se encuentra la generación térmica con el 29,2 %, contribuyendo en 5.102 MW. Por último, las fuentes no convencionales, cogeneradores y plantas menores participaron con el 7,6 % en 2019 y aportaron 1.319 MW a la capacidad efectiva de generación del SIN (Gráfica 1).
Gráfica 1. Capacidad efectiva neta del Sistema Interconectado Nacional y demanda máxima de potencia (MW). 2010-2019.
La capacidad efectiva neta del SIN fue 1,6 veces mayor a la demanda máxima de potencia en 2019.
Fuente: XM, 2020. Cálculos: CPC.
A pesar de que el país se caracteriza por contar con una matriz de generación de bajas emisiones de carbono, la alta dependencia de la economía de su principal fuente de generación la ha hecho vulnerable ante la ocurrencia de eventos climáticos adversos, como el fenómeno de El Niño, en el que la disponibilidad del recurso hídrico es variable y pone en riesgo la efectiva provisión del suministro eléctrico.
Durante los periodos de normalidad hidrológica, la generación hidráulica está en capacidad de abastecer cerca del 85 % de la demanda. En contraste, durante periodos secos, como los observados entre 2015-2016 y los primeros meses de 2020, en los que los niveles de los embalses han sido históricamente bajos, las fuentes de generación térmica cubrieron casi el 40 % de la demanda (Gráfica 2), lo que significó costos de generación más altos y mayores emisiones de gases de efecto invernadero.
Este escenario pone de manifiesto dos necesidades apremiantes para la economía colombiana: por un lado, asegurar una oferta de energía en firme y eficiente en el largo plazo capaz de abastecer el incremento de la demanda y, por otro lado, diversificar la matriz de generación eléctrica de modo que el país minimice el riesgo de interrupción en el servicio por cuenta del cambio climático.
Gráfica 2. Generación de energía a partir de fuentes hídricas y térmicas (GWh) y nivel de los embalses (%), 2015-2020.
La matriz energética de Colombia es altamente vulnerable ante la variabilidad climática. En periodos de sequía la generación hidráulica, que es la más representativa, ve afectada su confiabilidad.
Fuente: XM, 2020.
Cobertura de energía
Por otra parte, uno de los retos más importantes a los que se enfrenta el país, y que persiste hasta ahora, tiene que ver con el acceso de la población al servicio de energía. De acuerdo con cifras del Sistema de Información Eléctrico Colombiano (SIEL), la cobertura de energía en Colombia fue de 96,5 % en 2018. Es decir, cerca de 495.000 hogares (aproximadamente 1,5 millones de personas) no cuentan con acceso a este servicio.
A nivel territorial, las brechas en materia de cobertura son significativas: mientras que departamentos como el Archipiélago de San Andrés y Providencia, Risaralda, Quindío y Bogotá D.C. se encuentran muy cerca de alcanzar una cobertura universal, de otro lado, La Guajira, Vichada y Vaupés presentan tasas de cobertura inferiores al 60 % (Gráfica 3). En cuanto al número de viviendas sin conexión a la red eléctrica, estas se concentran en los departamentos de La Guajira (81.960 viviendas), Nariño (36.264), Cauca (32.275) y Chocó (29.559).
Gráfica 3. Cobertura del servicio de energía eléctrica (%). Departamentos de Colombia, 2018.
En 2018, cerca de 495 mil hogares no contaban con acceso al servicio de energía eléctrica en Colombia.
Fuente: SIEL, 2020.
Garantizar el acceso al servicio de energía no solo promoverá el progreso económico a nivel territorial, sino que también contribuirá a generar una mayor equidad. Las zonas del país que no cuentan actualmente con el servicio de energía están alejadas geográficamente del SIN, son más costosas de atender y muestran altos niveles de necesidades básicas insatisfechas.
De acuerdo con el Plan Indicativo de Expansión de Cobertura de Energía Eléctrica (PIEC) (UPME, 2020), alcanzar una cobertura universal del servicio de energía requerirá inversiones cercanas a los COP 7,4 billones. Entre las alternativas de expansión se consideran, por un lado, la interconexión al SIN, la generación aislada con solución individual solar fotovoltaica y soluciones aisladas híbridas para microrredes.
Calidad en la prestación del servicio
A nivel nacional, de acuerdo con información de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, la duración promedio en las interrupciones del servicio de energía se ubicó alrededor de 17,3 horas por usuario en 2018, mientras que la frecuencia con que este tipo de sucesos se repitieron en el año fue de 21,8 veces en promedio (Superservicios, 2019).
En el contexto regional, la heterogeneidad en materia de calidad del servicio es enorme. Mientras que en una ciudad como Montería los usuarios del servicio eléctrico estuvieron sin energía 77,2 horas en promedio y registraron 80,4 interrupciones en el año, la ciudad de Medellín presentó cortes de energía menores a cuatro horas y menos de ocho interrupciones durante 2018 (Gráfica 7). Por nivel de tensión también se presentan diferencias considerables entre operadores de red, por las que resultan afectados los usuarios industriales en mayor o menor medida dependiendo de la empresa prestadora del servicio (Superservicios, 2019).
Gráfica 4. Duración y frecuencia promedio de las interrupciones en el servicio de energía para capitales de departamento, 2018.
En Colombia persisten marcadas brechas a nivel regional en materia de calidad del servicio eléctrico, lo cual afecta la competitividad de las economías locales.
4a. Duración promedio (horas/año) 4b. Frecuencia promedio (número/año)
Fuente: Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, 2019.
Avanzar en materia de calidad en la prestación del servicio de energía resulta ser un factor determinante para incrementar la productividad de las empresas. Las interrupciones en el servicio de energía generan pérdidas de materias primas y bienes finales, originan alteraciones en los ciclos de producción, así como daños en la maquinaria y equipos (Arlet, 2017), impactando de forma negativa la actividad económica y desincentivando la llegada de inversión productiva a las regiones de Colombia.
Si está interesado en leer más sobre este tema y conocer en detalle las recomendaciones del Consejo Privado de Competitividad, lo invitamos a consultar nuestro Informe Nacional de Competitividad y, en particular, el capítulo sobre Energía.
Elaborado por Fabián Bernal, investigador asociado del Consejo Privado de Competitividad, con base en el capítulo Energía del Informe Nacional de Competitividad 2019-2020.
Noviembre de 2020
Referencias
- Arlet, J. (2017). Electricity tariffs, power outages and firm performance: a comparative analysis. Washington D.C.: The World Bank.
- Minenergía. (2020) Misión de Transformación Energética y modernización de la industria eléctrica: hoja de ruta para la energía del futuro. Bogotá: Ministerio de Minas y Energía.
- Superservicios. (2019). Diagnóstico de la calidad del servicio de energía eléctrica en Colombia. Bogotá: Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios.
- UPME. (2018). Plan de expansión de referencia. Generación y Transmisión. 2017 – 2031. Bogotá: Unidad de Planeación Minero Energética.
- UPME. (2019). Proyección de la demanda de energía eléctrica y potencia máxima en Colombia. Bogotá: Unidad de Planeación Minero Energética.
- UPME. (2020). Plan Energético Nacional, 2020-2050. Bogotá: Unidad de Planeación Minero Energética.