Educación y formación de capital humano en Colombia

¿Sabía usted que?

  • Colombia ha hecho importantes avances en términos de cobertura neta en educación secundaria y media. Entre 2002 y 2019 estas pasaron de 57 % a 79 % y de 29 % a 45 %, respectivamente (Ministerio de Educación, 2020).
  • En 2017 la brecha de cobertura neta en primaria, secundaria y media con respecto al promedio de las economías OCDE es de 15 pp, 18 pp y 39 pp (UNESCO, 2019). 
  • Solo 44 de cada 100 estudiantes que ingresan a grado primero logran alcanzar el grado undécimo (Ministerio de Educación, 2019).
  • Pese a haber mantenido la tendencia positiva de largo plazo, Colombia disminuyó el puntaje promedio obtenido en 2018 en las tres áreas evaluadas por las pruebas PISA respecto a 2015, y sigue teniendo un bajo desempeño en comparación con el promedio de la OCDE (OCDE, 2019).
  • Cerca de 10 millones de niños, niñas y adolescentes en preescolar, básica y media tuvieron que transitar hacia esquemas de aprendizaje a distancia tras el cierre de centros educativos (Ministerio de Educación, 2020).

 

Avances del sistema educativo y formativo en Colombia: acceso y cobertura

 

La acumulación de habilidades y conocimiento está ligada a una mejor distribución del ingreso y a un mayor crecimiento económico. La evidencia internacional indica que la calidad de la educación y la pertinencia de las habilidades de la fuerza laboral son importantes determinantes de la capacidad de una economía para crecer, innovar y aumentar la productividad y los ingresos de la población (Hanushek, 2012).

 

Colombia ha hecho grandes avances en términos de acceso, cobertura y escolaridad de la población en las últimas décadas, si bien persisten amplias brechas regionales y socioeconómicas. Los mayores incrementos en cobertura se registran en los niveles de secundaria y media, cuyas tasas netas pasaron de 57 % a 79 % y de 29 % a 45 % entre 2002 y 2019 (Gráfico 1), si bien existe una alta heterogeneidad en acceso y cobertura educativa en todos los niveles educativos a nivel regional. Por su parte, la cobertura en primaria, secundaria y media se encuentra rezagada con respecto al promedio de las economías que pertenecen a la OCDE en 15 pp, 18 pp y 39 pp. 

 

Gráfica 1. Tasas de cobertura neta en transición, primaria, secundaria y media. Colombia, 2001, 2010 y 2019.

Fuente: Ministerio de Educación (2020). 

La cobertura en educación superior también ha aumentado de manera considerable, si bien en 2017 y 2018 se observó una desaceleración en el ritmo de crecimiento observado en años anteriores. Entre 2008 y 2018 la tasa de cobertura pasó de 34,1 % a 52,8 %, con incrementos tanto en la matrícula universitaria como en el nivel técnico y tecnológico. Sin embargo, en 2018 se registraron cerca 13 mil matriculados menos con respecto a 2017, lo que se explica, principalmente, por la disminución de 4 % en la matrícula en el nivel tecnológico.

 

Pese a estos avances, la deserción educativa aún es prevalente en el país, lo representa altos costos de eficiencia y equidad. En el caso de la educación básica y media, los datos más recientes de Mineducación indican que tan solo 44 de cada 100 estudiantes que ingresan a grado primero logran terminar la educación media y culminar el grado undécimo (Gráfica 2). Por su parte, en el caso de la educación superior la tasa de deserción cohorte en la educación técnica profesional, tecnológica y universitaria en 2016 es de 52,29% %, 53,52% y 45,09 %, respectivamente.

 

Gráfica 2. Tasas de supervivencia por grado educativo. Colombia, 2014-2016.

Fuente: Mineducación (2019).

 

Otro componente importante de la oferta educativa y formativa posmedia en el país es la educación para el trabajo y desarrollo humano (ETDH). Según el Ministerio de Educación (Mineducación) la matrícula en esta modalidad entre 2010 y 2019 pasó de 215.442 a 531.074. Sin embargo, de las 3.936 instituciones de ETDH (IETDH) y los 19.779 programas ofrecidos, solo el 8 % y el 9 % cuentan con certificado de calidad vigente, respectivamente.

 

Calidad y pertinencia: desafíos pendientes

 

Los avances en cobertura y escolaridad no son suficientes para que la educación sea un determinante de la productividad. Para que esto ocurra, se requiere que los sistemas educativos garanticen que la oferta en todos los niveles de formación sea pertinente y de calidad (CPC, 2019) y, en estas áreas, Colombia aún enfrenta grandes desafíos.

 

Los resultados de las pruebas PISA 2018 revelan que el puntaje promedio del país disminuyó respecto al obtenido en 2015 —si bien mantenido la tendencia positiva de largo plazo— y sigue teniendo un bajo desempeño relativo al promedio de la OCDE. La mayor brecha en relación se registra en matemáticas (101 puntos), seguida de ciencias (86 puntos) y lectura (80 puntos). Estos resultados implican que, en promedio, un estudiante de 15 años en Colombia cuenta con 3,4, 2,7 y 2,6 años de escolaridad menos en cada una de estas áreas respecto al estudiante promedio de la OCDE.

 

La falta de pertinencia de la educación se expresa en el descalce que existe entre el stock de habilidades de la fuerza laboral y aquellas requeridas por el sector productivo (CPC, 2020). En primer lugar, el aumento en la cobertura educativa de las últimas décadas se refleja a su vez en un mayor nivel de escolaridad de la fuerza laboral. Al comparar la distribución de la población ocupada en Colombia por nivel educativo con el estándar internacional se observa que el porcentaje de personas con algún tipo de educación posmedia es 16,3 pp menor que el promedio de los países de la OCDE (Gráfica 3).

 

Gráfica 3. Distribución de la población ocupada según nivel educativo. Colombia y países de referencia, 2019.

Fuente: OIT (2020).

Así mismo, según la encuesta Manpowergroup Talent Shortage 2019 el 54 % de los empleadores en Colombia reportan dificultades para llenar sus vacantes, y la tendencia observada en los últimos años indica que esta dificultad ha sido alta y persistente (Gráfica 3). Los bajos niveles de escolaridad, así como las deficiencias en calidad y pertinencia de la oferta educativa y formativa, hacen parte de las razones detrás de la baja productividad laboral en el país. 

 

Impacto de la pandemia en el sistema educativo

 

De acuerdo con el Banco Mundial (2020), PNUD y UNICEF (2020) el cierre de instituciones educativas ha generado interrupciones en el aprendizaje, aumento de las inequidades educativas, deterioros en el bienestar emocional y la salud mental de los estudiantes, incremento en el riesgo de sufrir maltrato intrafamiliar y del trabajo infantil, así como posibles reducciones en los incentivos para continuar el proceso educativo.

En el caso de Colombia, el cierre de colegios privados y oficiales decretado por el Gobierno llevó a que cerca de 10 millones de niños, niñas y adolescentes transitara aceleradamente hacia esquemas de aprendizaje a distancia. 

 

Esta prolongada interrupción en los procesos de aprendizaje puede profundizar las inequidades educativas en el país, debido a las heterogeneidades regionales en de infraestructura educativa y conectividad a internet, la falta de entrenamiento de los docentes en el uso de tecnologías de la información y el limitado acceso a software y hardware necesario para que los niños, niñas y jóvenes de bajos recursos puedan acceder a la educación por métodos virtuales.

 

Las pérdidas asociadas a la interrupción de los procesos de aprendizaje se reflejan tanto en acumulación de capital humano como en la capacidad futura de los estudiantes para generar de ingresos. En primer lugar, que las pérdidas en términos de aprendizaje asociados a un cierre de siete meses de los centros educativos equivalen a 0,9 años de educación en América Latina (Azevedo et al., 2020). Por su parte, cálculos de Brookings (2020) indican que, debido a las pérdidas de aprendizaje por el cierre de establecimientos educativos, la reducción de los ingresos de los estudiantes activos será de US $ 10 billones durante su vida laboral. Esto equivale a 10 % del PIB global o al doble del gasto público mundial anual en educación primaria y secundaria. 

 

Cómo avanzar hacia la solución de los desafíos estructurales del sistema educativo y formativo

 

Dado los efectos sobre el bienestar de niños, niñas y jóvenes y los costos económicos asociados a la interrupción de los procesos de aprendizaje, y mitigar los impactos que ha tenido sobre el desempeño de la fuerza laboral femenina, es fundamental que la reapertura de los centros educativos en condiciones seguras para la salud de estudiantes y profesores sea una política pública prioritaria en el contexto de la pandemia. Así mismo, se requiere implementar esquemas de remediación, compensación y evaluación de las posibles pérdidas de aprendizaje que ha significado el cierre de centros educativos por la crisis del COVID-19, así como desarrollar una estrategia integral para atender a los jóvenes en riesgo de deserción en la educación básica y media y superior (CPC, 2020).

 

Adicionalmente, PNUD y UNICEF lanzaron recientemente un documento de política en el realiza una serie de recomendaciones de corto y largo plazo para mitigar los impactos del COVID en el sistema educativo (García, 2020). Además de la apertura de centros educativos, el documento recomienda mantener rol protector de la escuela, particularmente para los más vulnerables (ej. dando continuidad al Programa de Alimentación Escolar (PAE), brindando servicios de detección y prevención del maltrato infantil, y desarrollando programas de promoción y prevención en salud); asegurar el bienestar emocional de la comunidad educativa (orientando a padres de familia para que puedan acompañar procesos de aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes, y brindando a los centros educativos para que incorporen en su currículo el desarrollo de competencias y habilidades socioemocionales); y manejar la emergencia con visión de largo plazo (realizando las acciones e inversiones necesarias para cerrar la brecha digital –infraestructura de internet y disponibilidad de dispositivos electrónicos—, consolidar modelo educativo centrado en el aprendizaje, y consolidando un cuerpo docente de alta calidad).

 

Por otro lado, para superar los problemas estructurales del sector educativo en Colombia en términos de cobertura, calidad y pertinencia se recomienda avanzar hacia la universalización de la educación preescolar integral y en la implementación de la jornada única en la educación básica y media, así como replantear el sistema de financiamiento y sostenibilidad de la educación superior pública a partir de un modelo que no solo garantice la suficiencia de recursos a las Instituciones de Educación Superior Públicas sino que tenga en cuenta criterios tanto de calidad y pertinencia.

 

Para aumentar la calidad de la oferta educativa se requiere fortalecer los mecanismos de evaluación docente para que sus resultados sean insumo en el mejoramiento continuo de su desempeño en aula, fortalecer la institucionalidad alrededor de las políticas de gestión docente y de los directivos docentes para que promueva la coordinación de políticas y actores, así como avanzar hacia la elaboración de un currículo nacional en los niveles de básica y media, creando incentivas para su adopción por parte de los establecimientos educativos.

 

Por último, con el fin de mejorar la pertinencia de la oferta educativa y formativa se recomienda fomentar la apropiación y uso del Marco Nacional de Cualificaciones y demás componentes del Sistema Nacional de Cualificaciones, así como expandir la oferta de programas educativos en la modalidad de educación y formación dual.

 

Elaborado por Johanna Ramos, Investigadora Asociada del Consejo Privado de Competitividad, con base en el capítulo Sistema tributario del Informe Nacional de Competitividad 2019-2020 y 2020-2021 (próximo a publicarse).

 

Octubre de 2020

 

Referencias

 

Azevedo, J.P., Hasan, A., Goldemberg, D., Iqbal, S.A., & Geven, K. (2020). Simulating the Potential Impacts of COVID-19 School Closures on Schooling and Learning Outcomes. Policy Research Working Paper, 9285. Banco Mundial.

 

Banco Mundial. (2020). COVID-19: Impacto en la educación y respuestas de política pública. Washington D.C.: Grupo Banco Mundial.

 

Consejo Privado de Competitividad. (2019). Informe Nacional de Competitividad 2019-2020. Bogotá: CPC.

 

Consejo Privado de Competitividad. (2020 – pendiente publicación). Informe Nacional de Competitividad 2020-2021. Bogotá: CPC.

 

García, Sandra. (2020). COVID-19 y educación primaria y secundaria: repercuciones de la crisis e implicaciones de política pública para América Latina y el Caribe. PNUD LAC C19 PDS No. 20. PNUD y UNICEF.

 

Hanushek, & A., E. (2012). Education Quality and Economic Growth. En Miniter, & B. (E), The 4 solution. Unleashing the economic growth that America needs. (págs. 226-239). Estados Unidos: Crown Business.

 

OCDE. (2012). Revisión de políticas nacionales de educación: la educación superior en Colombia. París: OCDE.