El rápido crecimiento de las ciudades colombianas, la mayoría de ellas de manera desordenada, llevó a que se empezara a replantear la necesidad de que ese desarrollo fuera ordenado y resolviera temas críticos, desde el punto ambiental, urbanístico, sostenibilidad fiscal y de gobernabilidad, con lo que, finalmente, se garantiza a sus habitantes mejores condiciones de vida.