El buen desempeño logístico es un factor fundamental para competir tanto en los mercados nacionales como internacionales. Sin embargo, en el caso de Colombia, éste se ha deteriorado drásticamente. De acuerdo con el Índice de Desempeño Logístico del Banco Mundial, el país pasó del puesto 72 entre 155 países en 2010, al puesto 97 entre 160 países en 2014. En el contexto latinoamericano, sólo se está por encima de Honduras, Haití y Bolivia.
Por otro lado, según el Doing Business 2015, los costos de exportación e importación de Colombia entre 2010 y 2014 se incrementaron 4,7% y 7,8% en promedio anual, respectivamente. Estos elevados costos se deben en gran parte a los costos de transporte, los cuales para ambos casos representaron más del 65% del total en 2014.
Más allá de los rezagos en infraestructura, el bajo desempeño logístico se explica por varios factores. En primer lugar, por la baja competitividad del sector transporte y de la cadena logística, la cual se debe a distintos aspectos, muchos de carácter regulatorio. Por ejemplo, en la actualidad el parque automotor está congelado y su renovación está sujeta a la desintegración –uno a uno– de camiones viejos.
Así mismo, existe un esquema de libertad vigilada que –además de tener una reglamentación compleja– permite la intervención del Gobierno cuando los fletes están por debajo de los costos eficientes de operación, aún no se reglamenta la vida máxima de los vehículos de carga.
Otro de los problemas es que este sector se caracteriza por ser altamente informal, sus empresas adolecen de verdaderos esquemas de gestión, existen falencias en materia de capital humano y no hay una agenda de ciencia, tecnología e innovación (CTeI). La coordinación de mediano plazo entre generadores y transportadores es poca y el uso de herramientas para la optimización logística aún es muy escaso.
En segundo lugar, el bajo desempeño logístico del país también se explica por la falta de eficiencia en los trámites de comercio exterior y en los puertos. Los elevados costos de exportación e importación mencionados anteriormente son el resultado, en parte, de los altos costos derivados de las ineficiencias en las aduanas y de la documentación exigida para los trámites. Finalmente, la ausencia de transporte multimodal y carencia de plataformas logísticas contribuyen también al bajo desempeño logístico del país.
Por lo tanto, es fundamental avanzar en otros temas más allá de la infraestructura. El país requiere con urgencia el diseño e implementación de una agenda que permita convertir al sector de transporte en un sector que preste servicios de talla mundial. Esta agenda debe involucrar acciones concretas en materia de ajustes normativos y de regulación; fortalecimiento del capital humano; formalización del sector; coordinación entre generadores y transportistas; provisión de infraestructura específica; utilización de TIC; identificación e implementación de una agenda de CTeI, entre otros.
Es fundamental también la implementación de acciones que permitan mejorar los trámites de comercio exterior y la eficiencia en los puertos. Es clave la consolidación de la Ventanilla Única de Comercio Exterior (VUCE), la coordinación y unificación de los procesos de inspección, la implementación de scanners, la expedición de un nuevo estatuto aduanero así como, la masificación de la figura del Operador Económico Autorizado.
Es clave avanzar en estas otras dimensiones de la agenda de competitividad logística del país. No quiera ser que nos llevemos la sorpresa de seguir con altos fletes y costos logísticos una vez se corten los lazos de las obras