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Financiación empresarial

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La financiación empresarial es una de las condiciones necesarias para que las empresas puedan crecer y hacer inversiones que aumenten su productividad. Las fuentes de financiación y sus condiciones determinan la dinámica de creación y supervivencia de las empresas. Para los emprendimientos en etapa temprana el acceso a financiación puede fomentar la creación de empresas que impulsen la innovación, introduzcan nuevos competidores y aceleren cambios estructurales en el mercado. Para las empresas en etapa de crecimiento, la financiación puede ser determinante para definir si permanecen pequeñas o concretan su potencial de desarrollo y de creación de empleo. Igualmente, para las empresas consolidadas, contribuye a que aumenten su productividad, y puedan acceder a nuevos mercados. En cuanto a fuentes de financiación, las empresas pueden utilizar capital o deuda para crecer, y la fuente de ese capital o deuda varía según la etapa de desarrollo.

Condiciones generales

Colombia tiene una gran cantidad de emprendedores, como lo muestra el Global Entrepreneurship Monitor, según el cual el 27,3 % de la población adulta colom­biana está activamente involucrada en el desarrollo de nuevas empresas. Sin embargo, estos emprendimientos se enfrentan a di­versas restricciones para crecer, lo que ha llevado a que en Colombia exista una alta proporción de empresas pe­queñas que se mantienen estancadas. en Colombia el sector manufacturero está compuesto por un mayor porcentaje de establecimientos pequeños que en Estados Unidos (69 % vs. 61 %). Además, en Colombia el 49 % de los establecimientos pequeños tienen más de 10 años, mientras que en Estados Unidos es el 35 %. Esta distribución supone la existencia de barreras al crecimiento de las empresas, sea por dificultades externas para expandirse, o por falta de las competencias o incentivos para hacerlo. La falta de acceso a financiamiento es una de las prin­cipales dificultades externas para la consolidación y el crecimiento de los emprendimientos.

La falta de acceso a financiamiento es una de las principales dificultades externas para la consolidación y el crecimiento de los emprendimientos. La falta de acceso va de la mano con bajas capacidades en la gestión financiera al interior de la empresa: un limitado entendimiento de las diferentes herramientas de financiación; una marcada aversión a la deuda; y falta de claridad sobre los recursos necesarios para alcanzar crecimientos extraordinarios (Vesga et al., 2016).

Descubrimiento

En la etapa de descubrimiento las fuentes de deuda para los emprendedores son microcréditos, mientras que las fuentes de capital son capital semilla, ángeles inversionistas y crowdfunding financiero. En esta etapa, además de recursos financieros, los emprendedores necesitan acompañamiento y asesoría para construir un producto o servicio que tenga demanda en el mercado y que tenga posibilidades de crecer.

Entre 2007 y 2016 la cartera bruta de microcréditos tuvo un crecimiento anual promedio de 16,7 %, superior al de la cartera comercial y de consumo. Sin embargo, desde 2015 el crecimiento de la cartera se ha desacelerado por un aumento en los requisitos para otorgar crédito por sobreendeudamiento de los clientes y disminución en su capacidad de pago.

Las principales fuentes de capital semilla son públicas: el Fondo Emprender, administrado por el SENA, y los programas de Innpulsa. En 2016 el Fondo Emprender ejecutó $70.385 millones en aportes semilla a 622 empresas, con montos de hasta 120 millones de pesos por emprendimiento. Actualmente se está llevando a cabo un proceso de modernización para optimizar el uso de los recursos, fortaleciendo el esquema de servicio, y reduciendo los costos de operación. Por su parte, Innpulsa apoya emprendimientos con validación temprana dentro de su programa Aldea que evalúa y acompaña a los emprendimientos previo a la recepción de recursos, e incluye asesorías y mentorías para el emprendedor.

Actualmente en Colombia hay cerca de 80 inversionistas ángel en el país agrupados en tres redes de ángeles. Sin embargo, persisten las dificultades para cerrar negocios, por la falta de cultura de riesgo de los inversionistas, la falta de preparación para la inversión y la desconfianza de los emprendedores y la falta de mecanismos de salida obstaculiza estas inversiones. En cuanto a crowdfunding financiero, a pesar del crecimiento que han tenido estas plataformas a nivel mundial, en Colombia aún no se cuenta con la regulación que les permita operar.

 

Crecimiento inicial

En la etapa de crecimiento inicial los emprendedores pueden acceder a fondos de capital emprendedor o a financiación por deuda mediante fondos de deuda y banca comercial para seguir mejorando los procesos de desarrollo de clientes, de producción y prestación del servicio.

En fondos de capital emprendedor Colombia ocupa el cuarto lugar en la región, de acuerdo con la calificación de fondos de capital emprendedor de América Latina (LAVCA). Esta posición es el resultado de acciones de mejora regulatoria y en el ecosistema de fondos de capital de riesgo, pues el país pasó de una calificación de 47 en una escala de 100 en 2007 a una de 64 en 2017.

A pesar de esto, entre 2014 y 2016 disminuyeron en 53 % los compromisos de capital de los fondos en el país. Esto se debe, por una parte, al lento crecimiento de las empresas que dificulta a los fondos tener un pipeline de inversiones suficientemente ocupado, o que, una vez hecha la inversión, tome demasiado tiempo lograr la salida. Por otro lado, los costos de operación de los fondos son mayores que en otros países por requerimientos regulatorios, por lo que necesitan identificar emprendimientos de muy alto potencial de crecimiento para lograr sus objetivos de rentabilidad. Por último, la mayoría de los recursos para apalancar el crecimiento de la industria dependen de pocos inversionistas. En 2015 el 62 % de la inversión provino de inversionistas institucionales, de los cuales el 40 % fueron fondos de pensión, que en el país son limitados. La integración financiera entre los países de la Alianza del Pacífico puede ser una oportunidad para reducir estas restricciones.

En cuanto a banca comercial, la tasa de interés para pymes y para empre­sas grandes ha caído de manera sistemática desde 2008, y lo ha hecho en mayor medida para pymes, lo que ha cerrado el diferencial de tasas entre los dos grupos. Sin embargo, el crédito para pymes no ha tenido un crecimiento similar al del crédito total: mientras que en 2011 el crédito a pymes representó el 29,7 % de los créditos totales, en 2015 fue el 25,7 %. De acuerdo con la Gran Encuesta Pyme 2016, solo el 38 % de las pymes solicitaron crédito. Dentro de las empresas que no solicitaron crédito, la principal razón expuesta (77 %) es afirmar no necesitarlo, y en segundo lugar que los costos de financiamiento son muy elevados (14,3 %) (ANIF, 2017).

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Ana Fernanda Maiguashca

Presidente

Ana Fernanda Maiguashca es economista de la Universidad de los Andes, y MBA de la Universidad de Columbia. Fue codirectora del Banco de la República entre 2013 y 2021, y previamente se desempeñó como Viceministra Técnica del Ministerio de Hacienda. Ha recorrido diversos cargos relacionados con el mercado financiero colombiano. Fue Directora de Regulación Financiera, Superintendente Delegado Adjunto de Riesgos de la Superintendencia Financiera y pasó la primera parte de su carrera en el Banco de la República, en varias calidades, relacionadas con el desarrollo del mercado local de capitales y la regulación cambiaria. Es también miembro de varias juntas directivas.