En los últimos meses se ha hablado muy positivamente sobre la reducción de la tasa de informalidad en Colombia, puesto que por primera vez desde mediados de los años 90 más de la mitad de los trabajadores colombianos se ubican en el sector formal. En gran medida, este decrecimiento sostenido de la informalidad responde a la reducción de costos asociados a la formalidad que se produjo a través de la Reforma Tributaria (Ley 1607 de 2012) y la Ley de Formalización y Generación de Empleo (Ley 1429 de 2010).
No obstante estos avances, es importante resaltar que Colombia sigue teniendo la segunda tasa de informalidad más alta de América Latina –sólo superado por Perú–, y que de continuar a este ritmo sólo se alcanzará una tasa de informalidad del 46% en 2018, como se muestra en el Gráfico.
Fuente: DANE y OIT, cálculos Consejo Privado de Competitividad
Para lograr el tercer puesto entre los países latinoamericanos en el año 2032 –como se estableció en la visión de largo plazo del Sistema Nacional de Competitividad e Innovación–, Colombia debería alcanzar una tasa de informalidad de 37% en 2018. Esto implicaría crear empleos formales para 2,7 millones de colombianos en los próximos cuatro años sin aumentar el número de informales. Alcanzar esta meta implicará no sólo continuar reduciendo los costos asociados al empleo formal, sino atacar las causas estructurales de la informalidad y el desempleo con una política de desarrollo productivo que permita la creación de nuevos empleos formales y un mayor crecimiento económico sostenido en el tiempo.