La digitalización es un determinante fundamental de la competitividad y Colombia no puede quedarse atrás.
Sin duda, una de las consecuencia positivas que deja la pandemia, aunque no, sin grandes retos, es la aceleración de la transición digital de actividades que tenían lugar de manera presencial hacia la virtualidad.
Entre los retos principales están, disminuir las brechas digitales, mejorar la calidad de los servicios y avanzar en la formación de una fuerza de trabajo con las habilidades digitales requeridas para esta transformación. Estos, además de la necesidad medir la economía digital y la construcción de indicadores que capturen oportunamente sus tendencias.
En materia de indicadores de transformación y economía digital, el Gobierno Nacional ha iniciado algunas acciones que apuntan en la dirección correcta.
Por ejemplo, con ocasión de la emergencia sanitaria, la Comisión de Regulación de Comunicaciones empezó a recolectar los datos de tráfico de red luego de que las telecomunicaciones fueran declaradas servicios públicos esenciales y se evidenciara la necesidad de monitorear la capacidad de respuesta de las redes.
Esto fue fundamental para evaluar la capacidad de la infraestructura de comunicaciones para responder al aumento inusitado de demanda.
En segundo lugar, en el marco del Sistema Nacional de Competitividad e Innovación, se creó el Comité de Transformación y Economía Digital como instancia interinstitucional en la que se hará seguimiento a las acciones públicas para la promoción de la economía digital. Una de las líneas de trabajo de este comité es promover el desarrollo y seguimiento a estadísticas nacionales e internacionales.
En tercer lugar, la Política Nacional de Comercio Electrónico (documento CONPES 4012 de 2020) levanta las alertas sobre la baja disponibilidad de estadísticas de comercio electrónico como una de las limitantes a su desarrollo. Avanzar en la remoción de las barreras al comercio electrónico requiere contar con una medición más completa y precisa de la cadena del comercio electrónico.
Si bien todas estas son acciones adecuadas, es importante impulsarlas de manera decidida y lograr que se materialicen en una serie de indicadores que permitan monitorear el avance de la economía digital, pero sobre todo que permitan capturar el efecto económico de las actividades digitales en la sociedad.
La OCDE señala, por ejemplo, que es deseable mejorar la medición de la inversión en TIC para entender sus vínculos con los resultados macroeconómicos, así como sus efectos sociales.
También es necesario evaluar el avance de los indicadores de economía digital en comparación con otros países, ya que la observación comparada permite identificar aquellos campos en los que se requiere concentrar mayores esfuerzos de política pública.
La digitalización es un determinante fundamental de la competitividad y Colombia no puede quedarse atrás.
Rosario Córdoba Garcés
Presidenta del Consejo Privado de Competitividad