¿Sabía usted que? |
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Innovar para crecer
La innovación permite que los países sean más competitivos, se adapten mejor al cambio y puedan mantener estándares de vida más altos. Es una de las fuentes de crecimiento de la productividad, tanto por eficiencia técnica al mejorar y hacer mejor uso de los recursos productivos, como por desarrollo de nuevos productos y servicios que agregan valor.
Es la base de nuevos negocios y empleos que respondan a los cambios tecnológicos y sociales y permite hacer frente a los retos globales como cambio climático, salud, o nuevas formas de producción agropecuaria. Sin embargo, aunque las oportunidades para la innovación son muchas, no son automáticas. Se requiere un entorno propicio en el que la política de ciencia, tecnología e innovación juega un rol importante.
La meta del 1%
Uno de los indicadores más utilizados para evaluar la situación de un país en cuanto a ciencia, tecnología e innovación (CTI) es la inversión que realiza en esas actividades. Si bien este es un indicador de insumos, y es necesario ir más a detalle y analizar resultados como investigadores, publicaciones, patentes y niveles de innovación, la inversión en actividades de CTI (ACTI) da luces sobre la importancia que tiene el tema en la asignación de recursos, tanto públicos como privados, de una economía.
Colombia se ha fijado metas en términos del nivel de inversión en ACTI repetidamente. En 1994 la primera Misión de Sabios propuso que la inversión en ACTI se elevara del 0,4 % al 2 % del PIB en un máximo de diez años. En 2004 llegó a 0,43 %. Diez años después, en el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 la meta que se planteó fue invertir el 1 % del PIB. Se logró llegar al 0,61 %, por debajo del promedio de la región (1,04 % en 2017). El actual Plan Nacional de Desarrollo establece como meta a 2022 lograr un nivel de inversión en ACTI del 1,5 % del PIB, es decir más que duplicar la inversión actual. Esto implica un aumento significativo de la inversión pública y privada en estos temas.
Gráfica 1. Financiación de las ACTI como % del PIB y según tipo de recurso. Colombia, 2010-2018. Proyección de inversión en ACTI 2019-2022.
La inversión en ACTI aumentó 59,8 % entre 2010 y 2018, sobre todo por incrementos en la inversión privada. Sin embargo, no se logró la meta planteada en 2014 de llegar al 1 % del PIB. |
* Valores para 2019-2022 proyectados en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022.
Fuente: Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (OCyT).
Empresas que no innovan
Al analizar la inversión en investigación y desarrollo (I+D) que cubre inversión en investigación básica y aplicada, así como en desarrollo experimental, y se acerca más a la inversión en procesos de innovación, se observa que, en Colombia, esta es menos de la mitad de la inversión en ACTI. En 2018 fue de 0,24 % del PIB. El promedio de la región es 0,32 % y en países como Brasil es superior al 1,2 % del PIB. En los países donde la CTI es la base de la sofisticación y productividad, como Israel, Corea, Suecia, Japón o Alemania la inversión es mayor a 3 % del PIB. Gran parte de esta inversión (más del 60 %) la realiza el sector empresarial, lo que se refleja en un alto porcentaje de empresas innovadoras en estos países. En 2014 en promedio el 41 % de las empresas manufactureras de estos países se clasificaron como innovadoras.
Por su parte, en Colombia el 19 % las empresas del sector manufactura en 2014 fueron clasificadas como innovadoras. Como se muestra en el Gráfica 2, este porcentaje es similar en el sector servicios y ha disminuido en el tiempo.
Gráfica 2. Tipificación de las empresas de acuerdo con su comportamiento innovador (% del total de empresas). Colombia, 2009-2018.
Una de cada cinco empresas de servicios o de manufactura en el país es innovadora en sentido amplio. Este porcentaje ha caído en el tiempo: en 2010 era una de cada tres. |
Fuente: DANE.
Al analizar los tipos de obstáculos que enfrentan las empresas para innovar, estos se pueden agrupar en cuatro grupos: financieros, de conocimiento, de mercado y regulatorios. Las empresas en Colombia se enfrentan principalmente a obstáculos de conocimiento, es decir, aquellos relacionados con la falta de capacidades internas en materia administrativa-gerencial y/o en materia tecnológica-científica necesarias para llevar a cabo proyectos de innovación.
Esto se refleja en los indicadores de capacidades gerenciales de las empresas en el país. El World Management Survey sitúa a Colombia por debajo del promedio de Latinoamérica y por debajo de México, Chile, Argentina y Brasil en prácticas gerenciales. Particularmente, el desempeño de la gerencia en cuanto a gestión de operaciones es bajo. Por su parte, la EDIT IX del DANE para el sector manufacturero incluyó en 2018 un módulo sobre gestión empresarial en el que se observan bajas capacidades en general, y diferencias importantes en según el tamaño de empresa.
Por ejemplo, 26 % de las empresas con menos de 50 empleados no fijaron metas de producción y 46,5 % no monitorean indicadores clave de desempeño. En las empresas de más de 200 empleados esos porcentajes son 1,9 % y 4,2 %, respectivamente. De acuerdo con el Registro Único Empresarial y Social (RUES), en 2018 el 98,7 % de las empresas en el país tenían menos de 50 empleados. Es difícil pensar en innovación cuando la mayoría de las empresas en el país no cuentan con mecanismos para identificar áreas de mejora en sus procesos u oportunidades para llegar a nuevos mercados.
¿Cómo aumentar la innovación?
En primer lugar, se requiere que los recursos destinados a CTI tengan se enfoquen en los retos nacionales o “misiones” alrededor de los cuales pueden articularse los esfuerzos públicos y privados y evitar la financiación atomizada para pequeños proyectos desconectados en diferentes entidades o grupos de investigación. Más allá de una meta en términos de cantidad de recursos, es clave que los esfuerzos se dirijan a solucionar problemas urgentes que además pueden traer beneficios económicos al sector privado.
En segundo lugar, es necesario que los instrumentos de apoyo a la innovación en empresas estén diseñados para efectivamente resolver los obstáculos que estas enfrentan y se evalúen de esa manera. Actualmente no se cuenta con evidencia sobre el impacto de los instrumentos de apoyo a la innovación ni sobre su utilidad para las empresas.
Finalmente, es necesario seguir avanzando de manera decidida en el fortalecimiento de capacidades gerenciales en el país. En la medida en que mejoran estas habilidades las empresas pueden ser capaces de pasar de adoptar o absorber tecnología a desarrollar procesos o productos nuevos. El programa Fábricas de Productividad tiene como objetivo mejorar la productividad en las empresas del país a través de la generación de capacidades internas en las empresas. En la medida en que este programa se consolide y fortalezca a partir de evaluaciones, puede dar buenos resultados para la innovación.
Elaborado por Helena García, Vicepresidente General del Consejo Privado de Competitividad, con base en el capítulo Ciencia, tecnología e innovación del Informe Nacional de Competitividad 2019-2020.
Febrero de 2020
Referencias
Bloom, N. y Van Reenen, J. (2010). Why do Management Practices Differ Across Firms and Countries? Journal of Economic Perspectives, 24(1), 203-224.
Cirera, X. y Maloney, W. F. (2017). The Innovation Paradox : Developing-Country Capabilities and the Unrealized Promise of Technological Catch-Up. Washington D.C.: Banco Mundial.
DANE. (2019). Encuesta de Desarrollo e Innovación Tecnológica en la Industria Manufacturera. Bogotá D.C.: DANE.
DANE. (2018). Encuesta de Desarrollo e Innovación Tecnológica en el Sector de Servicios. Bogotá D.C.: DANE.
Mazzucato, M. (2017). Mission-Oriented Innovation Policy: Challenges and Opportunities. Working Paper IIPP WP 2017-01. Institute for Innovation and Public Purpose, UCL.
Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología (OCyT). (2019). Indicadores de ciencia y tecnología 2018. Bogotá D. C.: Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología.