El preocupante camino de la educación

Como es bien sabido, uno de los principales determinantes de la competitividad en el largo plazo es el sistema educativo. Aunque son muchos los aspectos a tener en cuenta cuando se evalúa el sistema educativo en un país, como lo son la atención a la primera infancia, la cobertura en los diferentes niveles o la pertinencia, en este breve artículo nos concentramos en el tema de la calidad de la educación básica y media y la calidad de los docentes.

Si bien se habla de avances en los resultados de los estudiantes colombianos en pruebas internacionales como PISA o PIRLS, el país continúa situándose en los últimos puestos entre los países participantes. Vale la pena resaltar, además, que en ambas pruebas más del 60% de los estudiantes colombianos se ubicaron en los niveles de desempeño más bajos.

Quizás aún más preocupante es el hecho de que en nuestras propias pruebas – aquellas que lleva a cabo el ICFES – los resultados empeoran año a año. El Gráfico 1 muestra cómo la tendencia es que cada vez haya un mayor número de personas inscritas en programas de educación superior con puntajes bajos en las pruebas de Estado, al tiempo que disminuye la proporción de aquellos con puntajes altos. Es decir que los aumentos de las coberturas de Educación Superior han estado acompañados del ingreso de personas de muy bajo nivel académico, lo que no garantiza precisamente un mejoramiento del capital humano del país.

Gráfico 1: Porcentaje de Matriculados en Educación Superior en Colombia, según clasificación de puntaje en examen de Estado (Saber 11), 1998-2012

Fuente: Cálculos del CPC, con base en Ministerio de Educación Nacional, Sistema de Prevención y Análisis a la Deserción en las Instituciones de Educación Superior – SPADIES

En pasados Informes Nacionales de Competitividad se ha venido hablando de la importancia de los docentes como condición necesaria para garantizar la calidad de la educación. Preocupa, entonces, que los educadores de este país sean precisamente aquellos bachilleres que obtienen las peores puntuaciones en las pruebas de Estado para el ingreso a la Educación Superior, como lo muestra el Gráfico 2. Además de ser el área de conocimiento donde se atrae la mayor proporción de estudiantes con puntajes bajos, también es aquella que captura la menor proporción de estudiantes con puntajes altos.

Gráfico 2: Clasificación de estudiantes matriculados en programas de Educación Superior en las Pruebas Saber 11, según Área de Conocimiento

 

Son muchas las razones que influyen sobre la decisión de los bachilleres para optar por una carrera o por la otra. El reto es, entonces, lograr atraer personas del más alto perfil a dichas carreras para corregir una falla estructural del sistema educativo. Para esto se requiere cambiar la percepción general que se tiene de la carrera docente y resaltar su importancia, velar por que los salarios se asemejen a los del resto de colombianos (porque actualmente los profesionales docentes son quienes menos ganan en promedio), y garantizar que quienes entran al sistema cumplan con requisitos mínimos y sigan mejorando a lo largo de su carrera. El Estatuto docente de 2002, el cual cobija únicamente a un 40% de los docentes del país, apunta hacia algunos de estos puntos, permitiendo que ingresen al sistema profesionales de otras áreas, creando mecanismos de evaluación para la entrada y permanencia, y generando incentivos al mejoramiento continuo a través de incrementos salariales sujetos al desempeño y al nivel de formación.

De llegarse a dar una unificación del Estatuto antiguo con el más reciente, se debe velar por que se mantengan los avances descritos anteriormente y que no se retroceda a un sistema donde los ajustes salariales están sujetos a la antigüedad y no al desempeño. Si queremos un cambio en la calidad de la educación, de tal forma que estemos formando el capital humano requerido para incrementar la productividad y competitividad del país, nuestros docentes deben ser la principal preocupación y se les debe dar la importancia que se merecen.