La vida productiva en sociedad requiere poder especializarnos y comerciar: servirnos los unos a otros. El proceso de intercambio siempre se da dentro de un contexto incierto; implica invertir en relaciones y cultivarlas. Las instituciones juegan un rol fundamental en fomentar esta construcción al incentivar la cooperación y evitar comportamientos oportunistas y poco cooperativos.
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Nuestra capacidad de ser más productivos y aumentar nuestro nivel de bienestar en sociedad requiere de entornos que se caracterizan por marcos legales claros, en los que se respetan los derechos de propiedad, en los que hay transparencia en la información y adecuada formación de precios, incentivos para tomar riesgos, formas de honrar los compromisos de largo plazo. Todos estos son ejemplos de construcción colectiva de confianza en un entorno social.
La capacidad de aventurarnos a creer en el otro, en apostarle a relaciones aun siendo vulnerables, es la única manera de tejer redes invisibles que nos unan y que nos protejan. Es la gran apuesta de este año en el INC2023 para dar saltos importantes en nuestra capacidad de vivir mejor en sociedad. La competitividad parte de reconocer que el esfuerzo colectivo nos permite avanzar mejor.
