El sistema pensional afecta el desarrollo competitivo de un país a través de tres canales: (1) reducción de la pobreza en la tercera edad (Palacios y Sluchynsky, 2006); (2) incremento en el ahorro y la inversión que tiene como consecuencia un mayor crecimiento económico (Villar, Malagón, Vaca y Ruiz, 2013) y (3) costo de oportunidad provocado por ineficiencias en la asignación de recursos destinados al sistema.