El Informe Nacional de Competitividad 2016-2017 refleja la necesidad de profundizar y acelerar los esfuerzos en ambos frentes: público y privado. En ese sentido, con motivo del décimo aniversario del CPC, el Informe de este año hace un balance del desempeño en competitividad durante la década anterior. Cada capítulo presenta un balance de indicadores internacionales que miden el avance del país respecto a los demás países de América Latina, con el fin de evaluar el progreso en la meta de ser el tercer país más competitivo de la región en 2032.
En 2006 Colombia definió su visión para 2032, según la cual el país será “uno de los tres más competitivo de América Latina, con un ingreso per cápita equivalente al de un país de ingresos medio-altos, a través de una economía exportadora de bienes y servicios de alto valor agregado e innovación, […] con una mayor calidad de vida e igualdad”. Para lograrlo, el gobierno nacional y el sector privado –liderado por un grupo de empresarios– decidieron crear el Sistema Nacional de Competitividad, hoy denominado Sistema Nacional de Competitividad, Ciencia, Tecnología e Innovación. Poco tiempo después, ese mismo grupo de empresarios conformó el Consejo Privado de Competitividad, para que trabajara de la mano con el gobierno en la identificación y coordinación de iniciativas que ayuden al país a lograr la meta mencionada.
Diez años después de su creación, el CPC dedica su Informe Nacional de Competitividad 2016-2017 a revisar los aprendizajes de la última década. El primero de ellos es que la competitividad debe ser una apuesta nacional en la que empresarios, gobierno, academia y sociedad civil se articulen, para hacer frente a los cuellos de botella que limitan la capacidad de la economía y posibilitar un mayor bienestar a toda la población.
El segundo aprendizaje es que Colombia ha demostrado su capacidad de hacer, en algunas áreas específicas, las transformaciones necesarias para convertirse en el tercer país más competitivo de América Latina en 2032, como se evidencia en su avance sostenido, aunque leve, en algunos de los principales rankings globales de competitividad. Por ejemplo, en el Índice Global de Competitividad (IGC) del Foro Económico Mundial (FEM), Colombia pasó del puesto 63 entre 122 países en 2006 al puesto 61 entre 138 en 2016.
El tercer aprendizaje es que, a pesar de haber avanzado en la dirección correcta, la apuesta por la competitividad debe acelerarse y profundizarse, ya que el país aún ocupa el quinto puesto en Latinoamérica, detrás de Chile, México, Panamá y Costa Rica, quienes avanzaron más rápido en los últimos diez años. Solo una adecuada coordinación podrá generar un ciclo virtuoso de crecimiento económico, generación de empleo, aumento del bienestar y consolidación de los logros sociales que se han alcanzado durante la última década.
El análisis de la evolución de Colombia en los distintos pilares de competitividad del IGC permite identificar las áreas en las que el país tuvo avances significativos durante la última década, así como aquellos en los que aún están los mayores retos (Gráfico 1). En términos de avances, el desarrollo del mercado financiero –en el que Colombia progresó de forma más contundente, al subir 47 posiciones en diez años– es un ejemplo del trabajo conjunto entre los sectores privado y público, con regulación adecuada e inversiones privadas rentables. La mejora del mercado financiero se ha dado en un ambiente macroeconómico estable, aunque esta condición se ha visto amenazada por el aumento reciente de la inflación, la ampliación del déficit de cuenta corriente y la expansión del déficit fiscal, que urge corregir.
Gráfico 2. Evolución de Colombia en los pilares del IGC
Fuente: FEM. Cálculos: Consejo Privado de Competitividad.
A pesar de estas mejoras, el desempeño de Colombia en el IGC muestra que persisten retos importantes en pilares claves para la competitividad. La calidad y fortaleza de las instituciones es el área en la que Colombia tiene peor desempeño en el IGC, pues en 2016 se ubicó en la posición 112, frente a la posición 79 que ocupó en 2006. Desde la perspectiva del CPC, la debilidad institucional y la corrupción son los principales desafíos que enfrenta el sector público colombiano para cumplir la visión a 2032.
Respecto a las empresas, el IGC también muestra que Colombia perdió siete posiciones en el pilar de innovación, al descender hasta la posición 79 entre 138 países. Dada la importancia de invertir en ciencia, tecnología e innovación para el aumento de la productividad, el resultado de esto es que ahora se requieren 4,3 trabajadores para producir el mismo valor agregado que produce un trabajador en Estados Unidos. En este sentido, el CPC concluye que el principal desafío que enfrenta el sector privado es el aumento de su productividad.
El Informe Nacional de Competitividad 2016-2017 refleja la necesidad de profundizar y acelerar los esfuerzos ambos frentes: público y privado. En ese sentido, con motivo del décimo aniversario del CPC, el Informe de este año hace un balance del desempeño en competitividad durante la década anterior. Cada capítulo presenta un balance de indicadores internacionales que miden el avance del país respecto a los demás países de América Latina, con el fin de evaluar el progreso en la meta de ser el tercer país más competitivo de la región en 2032.
Además, las recomendaciones de este año tienen una nueva estructura. En cuanto a las recomendaciones para el gobierno, se incluyen acciones regulatorias que abordan la dimensión formal de las instituciones, y acciones públicas que reflejan la necesidad de realizar cambios que requieren de voluntad política y movilización de recursos humanos y financieros. Respecto a las empresas, se incluyen acciones privadas que reconocen la responsabilidad del sector empresarial en los distintos frentes de competitividad, en particular en el aumento de la productividad. Y, finalmente, se incluyen acciones de coordinación público-privada que muestran la importancia del trabajo articulado entre actores para avanzar en la agenda horizontal y vertical del país.
Por último, el Informe de este año incluye, por primera vez, un capítulo sobre Crecimiento verde que refleja la convicción del Consejo de que la trayectoria de crecimiento y de aumento de la productividad deben ser ambientalmente sostenibles, en particular después de los compromisos que adquirió Colombia en el Acuerdo del COP21 suscrito en París.
El Informe Nacional de Competitividad 2016-2017 es, entonces, un recuento exhaustivo de aprendizajes y desafíos, elaborado por el sector privado en la búsqueda de un país más competitivo y con mayores oportunidades de desarrollo para los colombianos. Lograrlo debe ser un compromiso de todos.