Una mejor educación contribuye a la disminución del desempleo y la informalidad, y posibilita una mayor remuneración de los factores productivos del país, lo que se refleja en el bienestar de su población y en el crecimiento de la economía.
Educación inicial
La cobertura en educación preescolar (grado de transición) viene cayendo en los últimos años para situarse en 53,6 % a corte de 2016, frente a 61,8 % en 2010. De acuerdo con información del Mineducación, esto puede deberse a varios factores como la disminución en la tasa de natalidad frente a las cifras de proyección del censo con las que se calcula la tasa de cobertura, el crecimiento de oferta privada de servicios de cuidado a niños con horarios más amplios que los de las instituciones educativas y la preferencia que tienen las familias por modalidades de educación inicial en el marco de la atención integral (MEI), pues valoran más los servicios adicionales de estas frente a la educación preescolar tradicional.
Sin embargo, el Gobierno nacional atendió en 2016, a través de la Estrategia Nacional de atención integral a la primera infancia – AIPI, a un millón 160 mil niños entre los 0 y 5 años.
En materia de calidad, los maestros de preescolar con formación universitaria y posgrado representan el 61 % y el 32 % del total, respectivamente, mientras en las MEI solo alcanzan esta formación el 18 % y 0,5 % del total, respectivamente.
Educación primaria, secundaria y media
A corte de 2016, las coberturas netas en primaria, secundaria y media alcanzaron los niveles de 83,6 %, 71,1% y 42,8 %, respectivamente. Pese a los progresos de los últimos años, especialmente en el incremento paulatino de la cobertura en educación media, las tasas de los tres niveles continúan rezagadas respecto a Latinoamérica y otros países de referencia. Esto se explica en parte por la extraedad y las tasas de repitencia, pues las tasas de cobertura bruta en estos tres niveles superan el 70 %.
La deserción, sin embargo, continúa siendo preocupante. Las probabilidades de permanencia en la básica secundaria y la media se amplían con el paso de cada cohorte desde 2005; no obstante, apenas 64 de cada 100 estudiantes matriculados en quinto de primaria alcanzan el grado undécimo.
En cuanto a calidad, la última medición del índice sintético de calidad educativa, que evalúa la calidad de las instituciones educativas en básica primaria, básica secundaria y media, el país pudo superar la meta de mejoramiento mínimo anual propuesta por el Mineducación para 2017. Esto concuerda con el incremento significativo de los puntajes de las pruebas Saber 3, 5, 9 y 11 de 2016, en donde las tres primeras pruebas arrojaron los puntajes más altos desde que se comenzaron a implementar en 2009. En el escenario internacional, los resultados de Colombia en las pruebas Pisa reflejan una mejora constante desde 2006 en los puntajes de lenguaje, ciencias y matemáticas, acortando diferencias con Latinoamérica y la OCDE.
ducación terciaria
La evolución de la tasa de cobertura bruta en educación superior ha sido acelerada en los últimos años. En lo que va de la presente década, la tasa pasó de 37 % en 2010 a 51,5 % en 2016. En el ámbito internacional, el país se ubica ligeramente por debajo del promedio de América Latina, que se ve impulsado fundamentalmente por Chile.
No obstante, cerca de la mitad de los estudiantes de educación técnica, tecnológica o profesional universitaria deserta con el transcurrir de los semestres.
La calidad de la educación superior en Colombia tiene una brecha importante que cerrar. Apenas el 14,9 % de los programas de pregrado de educación superior y el 14,5 % de las instituciones de educación superior cuentan con acreditación de alta calidad.
En pertinencia, cerca del 50 % de los empresarios colombianos reporta dificultades para llenar sus vacantes debido, entre otras cosas, a la ausencia de competencias genéricas y específicas de los aspirantes y a la falta de experiencia.
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