La cobertura, la confiabilidad y el precio de la energía eléctrica resultan de suma relevancia para la competitividad y productividad empresarial, pues determinan la estructura de costos de las organizaciones y dan certidumbre a la fabricación de bienes y prestación de servicios.
Confiabilidad
La capacidad efectiva neta del Sistema Interconectado Nacional se elevó durante 2016 en cerca de 1 %, alcanzando los 16,575 MW, valor que duplica la demanda máxima de potencia. La principal fuente de generación continúa siendo la hidráulica con una participación del 69,9 % del total, seguida por la térmica con 29,4 %; fuentes eólicas y otros generadores tan solo aportan 0,7 %. Pese a que se han establecido incentivos para aumentar la participación de las FNCER en la matriz energética del país, la capacidad de los proyectos hidráulicos y térmicos registrados sigue superándolos ampliamente.
Tras el último fenómeno de El Niño, donde la generación térmica compensó, como estaba planeado, la baja capacidad hídrica del país, la generación hidráulica retomó su participación habitual y en el último año ha seguido incrementándose hasta niveles cercanos al 90 % del total, como resultado de las mayores precipitaciones.
Precio de la energía
En el ámbito internacional, el país es el sexto de mayores precios de energía industrial en la región, superando en 12 % el precio promedio latinoamericano. Aunque estas comparaciones no permiten extraer una conclusión definitiva sobre la institucionalidad energética de Colombia, unos mayores precios de la energía afectan la competitividad y productividad empresarial de aquellas industrias en las que la energía es determinante en su estructura de costos y que compiten con empresas extranjeras en distintos mercados.
Calidad del servicio eléctrico
La ausencia de cortes de energía es un factor determinante para incrementar la productividad de las empresas, especialmente de las pequeñas y medianas y de las industrias intensivas en energía (Arlet, 2017). En algunos sectores económicos como el industrial, los cortes generan pérdidas de materias primas y bienes finales, alteraciones en los ciclos de producción, descomposición de productos por interrupción de la cadena de frío, daños en la maquinaria e incertidumbre para concretar negocios. De acuerdo con el Banco Mundial, las interrupciones en el suministro de energía en 2010 generaron pérdidas a las empresas colombianas equivalentes al 1,8 % de sus ventas y, según el Foro Económico Mundial, el país ocupa la posición 79 entre 137 países en confiabilidad de su suministro eléctrico (WEF, 2017).
En el contexto departamental, de acuerdo con información de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (Superservicios), la heterogeneidad es enorme, pues mientras la región Caribe estuvo sin energía un promedio de 96 horas tras 98 interrupciones el año anterior, Quindío tuvo cortes equivalentes a nueve horas, lo que corresponde a un 9,4 % de lo acontecido en los departamentos del Caribe.
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